jueves, 17 de enero de 2008

El "gigante" de los roedores habitó tierras de Uruguay hace millones de años

El Imparcial
Jueves 17 de enero del 2008
MONTEVIDEO (EFE)

Un cráneo fósil descubierto en Uruguay corresponde al mayor roedor que haya pisado jamás la tierra, con una tonelada de peso y muy pocos enemigos naturales, explicó hoy a Efe el científico Andrés Rinderknecht, uno de los descubridores de este hito de la paleontología americana."Es el más grande entre los roedores gigantes", afirmó Rinderknecht, antropólogo del Museo Nacional de Historia Natural y Antropología de Montevideo y protagonista de este hallazgo junto a Ernesto Blanco, del Instituto de Física de la capital uruguaya.Acompañado por Arturo Toscano, director del citado Museo, el joven antropólogo (30 años) subrayó a Efe la importancia de este descubrimiento, que permitirá sacar a la luz muchos secretos sobre la fauna americana de hace millones de años.Se cree que el cráneo pertenecía a un animal de unos dos metros de longitud y 1,5 de altura, de un tipo de roedores habitantes del planeta en los periodos mioceno y pleistoceno, tal y como explicaron en detalle los dos científicos en el artículo que aparecerá en la revista británica "Proceedings of the Royal Society".El animal ha sido bautizado como "Josephoartigasia monesi", en honor del prócer y héroe de Uruguay José Artigas y del paleontólogo nacional Álvaro Mones.Su peso oscilaba entre los cerca de 500 kilos y las casi 2,5 toneladas, aunque, según indicó Rinderknecht, en este caso debió de alcanzar la tonelada."Los roedores constituyen el grupo más exitoso de los mamíferos, capaces de adaptarse a todo. Una de las características que los definen es su pequeño tamaño. Éste, sin embargo, supera toda las posibilidades", explicó.Rinderknecht destacó las razones que marcan la singularidad de este descubrimiento, realizado en una playa del Departamento de San José (sur del país)."Es un roedor cuya especie se desconocía y que por primera vez se da ahora a conocer. Es además el roedor más grande del mundo. Y, en tercer lugar, si bien hace más de un siglo que los científicos saben que Sudamérica acogía a roedores de gran tamaño, nunca hasta ahora se había encontrado restos completos", agregó.El cráneo "permitirá hacernos una idea de qué comía, de sus hábitos, cómo era su fuerza de mordida. Es decir, un montón de información que no podríamos obtener de un fragmento de hueso", aseveró.El paleontólogo detalló el proceso de descubrimiento y percepción de la importancia del hallazgo. Fue "todo un trajín", apuntó."El fósil lo encontró Sergio Viera, un coleccionista de fósiles, y lo donó al Museo de Historia Natural hace veinte años. La falta de personal y otros problemas en esta institución impidieron entonces advertir la magnitud del hallazgo", explicó Rinderknecht.Sin embargo, el año pasado y con la nueva dirección del Museo "por primera vez en mucho tiempo se empezó a contratar científicos para que trabajaran en los fondos de la institución".Así, "entre las sorpresas, que hay muchas, estaba este notable fósil que nos dejó a todos sorprendidos", añadió.A partir de ahora y tras la publicación en la citada revista del descubrimiento y sus pormenores, "con este material hay mucho para hacer", por ejemplo, "estudios químicos de los dientes que permitirán saber qué tipo de alimentación tenía, o tomografías para conocer cómo era la estructura del cerebro", dijo.Otro paso será reconstruir, con técnicas forenses y en un modelo, el aspecto que habría tenido el animal, antecesor de los modernos capibaras o carpinchos que ya en sí alcanzan los 90 kilos de peso, pero del tamaño de un gran hipopótamo."Apenas tenía enemigos naturales, si acaso algunas especies de aves de un tamaño mayor al de los ñandúes o las avestruces, y algunos marsupiales dotados de enormes colmillos", aventuró.Será en febrero próximo, indicó, cuando se exponga el cráneo, con alguna de las reconstrucciones de cómo era el animal en vida y de su hábitat.Según el paleontólogo, pudo haber un gran delta en esta zona de Sudamérica, donde, recalcó, también vivían antecesores de los elefantes.Por su parte, el director del Museo Nacional de Historia Natural confirmó la revolución paleontológica que supone este descubrimiento, que ahora "permite trascender las fronteras" y "evidenciar los tesoros naturales que aún pueden ser revelados" en América del Sur, añadió Toscano.

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