jueves, 13 de diciembre de 2007

Gliptodonte chileno pesaba 90 kilos

Milenio Diario
Jueves 13 de diciembre del 2007

Los paleontólogos lo hallaron cavando a cuatro mil 300 metros sobre el nivel del mar. Su blindaje no era flexible; era una sola concha dura y casi impenetrable.

El sólido caparazón del mamífero debió protegerlo contra casi cualquier agresión de otro animal.
Foto: Velizar Simeonovsky/Reuters

Científicos que buscaban fósiles en las alturas de los Andes chilenos exhumaron los restos de un mamífero acorazado, emparentado con los armadillos, que pastó en la región hace 18 millones de años.“Tiene un aspecto diferente a casi cualquier cosa en el paisaje de hoy en día. En realidad no hay nada comparable en cuanto a la forma de su cuerpo”, dijo uno de los científicos, John Flynn, del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. La criatura, Parapropalaehoplophorus septentrionalis, es un primitivo pariente de una línea de mamíferos acorazados que culminó en los impenetrables gliptodontes, animales de dos toneladas y tres metros de largo cubiertos con placas acorazadas y provistos de una cola espinosa.Los gliptodontes, que llegaron a tener el tamaño de un Volkswagen Beetle, desaparecieron hace diez mil años; tenía rasgos similares, pero era mucho más pequeño, con un peso de unos 90 kilogramos y 76 centímetros de longitud.Los hallazgos se publicaron el miércoles en el Journal of Vertebrate Paleontology.La criatura forma parte de la familia de los gliptodontes que se originaron en Sudamérica y pasaron a Norteamérica después de que ambos continentes se unieran hace tres millones de años.Greg McDonald, paleontógo del Servicio Nacional de Parques, dijo a Discovery News que los gliptodontes desaparecieron cuando el hombre llegó al Nuevo Mundo. “Es probable que el gliptodonte en su concha fuera un platillo popular”, dijo.Los científicos hallaron el fósil en 2004 trabajando en los Andes a cuatro mil 300 metros sobre el nivel del mar. Lo tenue del aire, la escasez de agua y el frío desafiaron a los investigadores. Pero el animal no vivió en condiciones parecidas.Los expertos creen que la zona aumentó su altitud desde que este mamífero, parecido a un minitanque, vivió hace 18 millones de años. Suponen que era una sabana abierta a unos mil metros sobre el nivel del mar, poblada con árboles y hogar de mamíferos herbívoros.“Probablemente se alimentaba de hierba. Desempeñaba el papel que tenían las ovejas en los ecosistemas de otros continentes”, explicó Flynn.También se encontraron restos de otros animales de la misma época, incluyendo una serie de mamíferos con pezuñas extintos, roedores y parientes de las zarigüeyas.No se han encontrado restos de depredadores, aunque los científicos creen que animales marsupiales, similares a los perros, y grandes pájaros incapaces de volar podrían haber cazado en la zona.Pero cualquiera de ellos hubiera tenido dificultades con el Parapropalaehoplophorus o con cualquiera de los gliptodontes. Fueron los mamíferos más sólidamente acorazados que jamás poblaron la Tierra, con una armadura parecida a la del formidable Ankylosaurus que vivió 50 millones de años antes.El P. septentrionalis estaba cubierto de un caparazón de placas acorazadas inmóviles, a diferencia de las hileras de placas articuladas de los armadillos actuales.Los científicos hallaron restos de la coraza, la mandíbula, las piernas y la espina dorsal. Fue uno de los miembros más antiguos de la familia de los gliptodones, y su descubrimiento llevó a los científicos a elaborar un nuevo árbol evolutivo para los gliptodontes y sus parientes más próximos. Grandezas. El fósil encontrado en los Andes chilenos fue de uno de los primeros gliptodontes, que llegaron a tener el tamaño de un vehículo y un peso de casi dos toneladas.El paleontólogo Greg McDonald explicó que la evolución favoreció la aparición de mamíferos acorazados por dos razones. La primera: entre más grandes, mejor podían defenderse de depredadores.Además, una masa corporal más grande les permitía producir y conservar mejor el calor debajo de la concha, algo necesario, pues su ambiente era cada vez más frío.



Washington. Reuters
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