viernes, 25 de enero de 2008

Por qué Nerón sigue tocando la lira


El Universal
Viernes 25 de enero del 2008

por José Sarukhán

A raíz de mi anterior artículo (vínculo) acerca de los resultados de la reunión de Bali sobre calentamiento global, varios colegas y amigos me expresaron no sentir el grado de pesimismo que mi escrito sugería. Deseo ampliar algunos puntos de vista y añadir evidencias de una situación global que no induce a que uno se sienta optimista; esperanzado quizá, pero no optimista.
Un grupo de evidencias concierne el estado de cosas en el planeta. La producción alimentaria global aumentará inicialmente en zonas templadas y frías con el incremento de temperatura, compensando las pérdidas de producción de la zona tropical. Pero a medida que las sequías se expandan, la producción alimentaria global se afectará negativamente. La reducción en tiempo de las deposiciones de nieve en las montañas generará inundaciones en el invierno y reducirá la disponibilidad de agua en el verano, produciendo una seria competencia por el recurso entre zonas urbanas y agrícolas. El agua estará disponible, más y más, de formas poco convenientes: tormentas violentas e inundaciones. De los 20 años más cálidos registrados, 19 han ocurrido desde 1980. Los modelos predicen más frecuentes y severas ondas cálidas en el mundo.
El segundo grupo se relaciona con la actitud de los países frente al documento discutido en Bali. Los delegados de EU, apoyados por Arabia Saudita y China, cabildearon hasta conseguir anular referencias a los niveles de confianza en las aseveraciones de los expertos, entre ellas algunas como que con “muy altos niveles de confianza los sistemas naturales del planeta se están afectando por los cambios climáticos regionales”. La inversión en ciencia y tecnología ligada al calentamiento global no ha subido en EU (el mayor emisor de CO2) desde 2001; se requeriría por lo menos triplicar los recursos de investigación para tener mejores datos sobre prevención y adaptación.
A pesar de que la líder del Congreso de EU, Nancy Pelosi, se refirió al cambio climático como un proceso real, por lo que habría que realizar acciones concretas, “movidos por un imperativo moral y basándose en la mejor ciencia y libres de interferencias políticas”, su delegación en Bali se opuso a una sección que decía que partes de Norteamérica podrían sufrir daños económicos severos por el cambio climático. Como resultado de lo anterior, se eliminaron fechas límite críticas para cumplir compromisos. Colegas asistentes a Bali me comentaron que ya no participarían en futuras reuniones debido a la interferencia política y el filibusterismo de los burócratas internacionales durante la reunión.
John Holdren, el nuevo presidente de la AAAS (Asociación Americana para el Avance de la Ciencia) y profesor de política ambiental de la Universidad de Harvard, en entrevista con la BBC aseveró que el clima está cambiando más rápido que las predicciones de los modelos: “Ya no hablamos más de lo que los modelos predicen; estamos atestiguando una peligrosa disrupción humana del clima global y veremos aún más de ella”. Añadió que “si la tendencia actual de cambio continúa, sería posible una elevación catastrófica del nivel del mar de hasta cuatro metros hacia el fin del siglo, mucho más alta que cualquier pronóstico previo”.
En 2006, Tony Blair, aún primer ministro de Gran Bretaña, convocó a una reunión internacional para definir el umbral que marcaría un cambio peligroso del clima. Los delegados concluyeron que, para estar del lado seguro, no debía producirse un incremento mayor de 2°C y que, por lo tanto, los niveles de CO2 en la atmósfera no debían exceder 400 partes por millón (ppm). Ya estamos en el presente por arriba de las 380 ppm y las emisiones globales de CO2 están creciendo a las tasas históricas más altas.
Quienes estudiamos estos problemas pensamos que para escapar de los efectos del calentamiento global hay que evitar: ser pobre en un país cálido; vivir en una zona de alta incidencia de huracanes; vivir en zonas cercanas al nivel del mar o en áreas montañosas desforestadas. ¿Suena esto familiar?
La tercera fuente de evidencia es que no se ven acciones globales conmensuradas con la velocidad a la que los numerosos problemas ambientales están empeorando e interactuando. ¿Se siente usted optimista, estimado lector?
jose.sarukhan@hotmail.com
Investigador del Instituto de Ecología de la UNA

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