jueves, 29 de noviembre de 2007

Personas dispuestas a cambiar estilo de vida a favor del cambio climático

La mayoría de las personas estarían dispuestas a hacer sacrificios personales para atajar el problema que plantea el cambio climático, según los datos de una encuesta realizada por la cadena pública británica BBC entre ciudadanos de 21 países.
Cuatro de cada cinco de los consultados en el sondeo efectuado por la firma Globescan para ese canal entre 22 mil personas de diversas partes del mundo señalaron que estarían dispuestos a variar su estilo de vida, si con ello se ataja el calentamiento global.
Esa idea se desprendió, incluso, de los encuestados de Estados Unidos y China, los dos países mayores emisores de dióxido de carbono del mundo.
Tres cuartas partes de los consultados manifestaron su apoyo a la introducción de tasas que gravaran el consumo de energía causante del cambio climático, si ese dinero fuera empleado para dar con nuevas fuentes energéticas o para impulsar su eficiencia.
Los datos revelan que los ciudadanos chinos son con diferencia más receptivos hacia la introducción de ese tipo de impuesto que los de otros países.
Según apunta el experto en medio ambiente de la BBC, Matt McGrath, en la mayoría de los países sondeados, los ciudadanos se muestran más dispuestos que sus gobiernos a considerar la introducción de cambios en sus modos de vida para combatir el calentamiento del planeta.
Un 83 por ciento estuvo de acuerdo en que será preciso variar los hábitos de vida para reducir la cantidad de gases contaminantes que se producen, y una gran mayoría de personas de todos los países estudiados cree que para reducir el problema será necesario realizar algún sacrificio personal.
Por otro lado, en casi todos los países europeos, así como en Estados Unidos, la mayor parte de los encuestados considera que será necesario aumentar el precio de los combustibles que contaminan la atmósfera.
En ese apartado, las únicas excepciones se dieron en Italia y en Rusia, donde un número significativo de personas opinó que un aumento en el precio de la energía no sería necesario.
Las respuestas obtenidas a esta cuestión entre los encuestados de Asia y África fueron, sin embargo, más variadas.

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